De epoxi, no!

Hace 16 años cuando llegue a Coruña procedente de Venezuela, traía una tabla con tecnología XTR que astillé en un baño en la cueva.

En esa época conocía a pocos surfistas, solo a Óscar vales que me había llevado a surfear en un par de ocasiones y le pregunté a quien le podría llevar mi tabla para reparar. 

Inmediatamente me dijo que se la llévara a  Tito. Cuando llegue al taller, la puerta estaba entreabierta sujetada con una cadena. Toqué la puerta y después de un VAAA, algo malhumorado sale un señor mayor (no me lo esperaba), me dice que está full de trabajo y que no tendría la tabla hasta la semana siguiente. No hay problema, le contesto.

 Acto seguido observa la tabla que llevaba y me dice que no repara ese tipo de tabla ya que esa tabla es de poliespan, le dije que no, que era un laminado que hacían California ( Tim Patterson XTR) pero el seguia, que era de poliespan!!. 

En ese momento no tenía más tablas para surfear y le insisto para que haga lo que pueda, a regañadientes me dice que no me garantiza la reparación y que es mejor que venda esa tabla. Has traído dinero? me pregunta, le digo que si y me pide 5 euros por la reparación!.

En ese momento me di cuenta de que ese señor algo malhumorado era muy honesto y a pesar de esa primera impresión de hombre duro tenía muy buen corazón, ya que al dejarle la tabla me dice. Pasa en 3 días a por ella, sabía que era la única que tenía, que estaba recién emigrado y que mis posibilidades económicas eran bastante escasas. Repararme la tabla en ese tiempo y por ese precio era algo que en mi propio país no hubiese conseguido. 


A lo largo de estos años, me di cuenta que no solo sabía reparar tablas, si no que también, tenía un gran sentido del humor aunque inicialmente no lo pareciera. 

Siempre que volvía al taller tenía una historia que contarme y me enseñó a atar el cabo de la tabla de una manera muy simple pero muy eficaz.

La última vez que lo visité lo vi mal de salud y le dije que no le dejaría la tabla, el insistió en que si, que se la dejara pero que no me la tendría hasta dentro de una semana. Traes dinero? Le dije que si, me cobró por reforzarle los tres cajetines de las quillas 10€, le dejé 15€. Últimamente mi vida había mejorado y siempre le decía que me cobrará más o simplemente le dejaba una propina.

Me invitó a pasar al taller y me enseñó todas las tablas que tenía por reparar y me dijo. Ya ves como estoy de trabajo, no quiero tener más tablas aquí. No quería dejarle la tabla debido a cómo lo ví pero el que lo conocía sabía que era muy difícil llevarle la contraria.

El día que fui a buscar mi tabla, una semana después de su partida no sabíamos si la tabla había quedado reparada y para mí sorpresa la tabla estaba en lote que había quedado lista.

Me la reparo antes de partir.

Libros del Océano