Roberto “Tito” Fariña

¡¡¡Voooooy!!!…
Con este grito, Tito recibía muchas veces a quienes se acercaban por su taller y golpeaban en la puerta solicitando entrar. Así os recibimos también en esta página de contenidos extra a “El último hombre libre”, un espacio en el que queremos dar cabida a muchas de las historias, anécdotas, fotografías… que han quedado fuera del libro impreso y que esperamos que, a través de este medio, compartáis con todos los que se han hecho con un ejemplar de éste.
Bienvenidos.
La portada.
Tal y como dice Vari Caramés, a Tito había que entenderlo. Estaba, pero no estaba. De pronto desaparecía… “¿Qué carallo estará haciendo?” - se preguntaban sus amigos -. Y de repente aparecía con unos pulpos que no sabías de dónde los había sacado. O unas sardinas.
No le gustaba que le hiciesen fotos. Tampoco los actos y celebraciones, sobre todo si a estos les acompañaba algún tipo de protocolo. Raro es que asistiese a alguno, y si iba, tenía una especial habilidad para no aparecer en las fotos o desaparecer a la primera.
¿Y qué opinaría Tito de que se le dedicase un libro? Pues posiblemente exclamaría: “¡vaya carallada!”, a la vez que cogería su tabla y saldría corriendo a coger unas olas, pensando “¡paso de tanto postureo!”.

“El mar no quiere héroes que lo desafíen sino navegantes cautos, duros, discretos y sagaces que lo respeten. A los audaces vanidosos el mar los suele humillar muy pronto y al menor descuido los manda al abismo. En el mar lo más elegante es ser precavido. De hecho a los navegantes humildes e incluso a los cobardes, cuando dan la talla, los inviste de una dignidad y orgullo que no creían tener. El mar es una gran escuela de moral, que te enseña a ser prudente y astuto.”
La tipografía.
Uno de los objetivos al plantear la maquetación y diseño del libro era lograr que el conjunto nos llevase a Tito, no sólo en las historias y fotografías que en él se recopilasen, sino también a través de detalles en el diseño que reflejasen su personalidad. Uno fue la portada. Otra incluir referencias de escritos, deportistas, músicos… que sabemos le influyeron.
Uno de los recursos a los que acudir fue el de la tipografía. Encontramos un tipo de letra “Sabón”, pero la misma no era la mejor para un libro. Así que acudimos a la fuente original, al propio Tito, tomando su letra, a partir del cartel de normas de su taller, para la tipo de portada y de los capítulos. No más. Un toque, que nos acercase a él, como si los hubiese escrito de su puño y letra.





De visita por el taller

SURFISTA CARISMÁTICO,
PERSONA DE UNA PIEZA
por Vicente Irisarri
La pérdida de Tito es irreparable y de valor incalculable. Pero su vida es tan singular, tan atractiva, tan llena de anécdotas divertidas, que cuando se repasa es imposible evitar las sonrisas e incluso las risas. Un placer recordar a una persona auténtica, fiel a sí misma, diferente, de una pieza. Admiración, asimismo, por su sentido de la amistad, elevada al cubo, cuando recordamos la que mantuvo durante alrededor de 50 años con Rufino. Increíble como dos personas tan diferentes, opuestas casi, el surfista bohemio por excelencia –Tito- y el surfista empresario –Rufo- mantuvieron tan larga y sincera amistad y admiración recíproca. De todo ello y muchas más cosas se habló durante el programa dedicado a Tito con Chicho Torreiro y Gonzalo Cueto, dos personas que vivieron y compartieron mil y una vicisitudes a su lado durante cuatro décadas.
BIBLIOTECA DE APORTACIONES
Han sido muchas las personas que han participado en la producción de “El último hombre libre”, aportando historias, fotografías, anécdotas… No todas han tenido cabida en el libro, y en esta pequeña biblioteca de aportaciones, en la que iremos colgando también las nuevas historias que nos vayan llegando, tendrás acceso a todas ellas.
