Devon Howard
Podéis disfrutar del texto completo, y en versión original, en On Surfing de Indoek pulsando AQUÍ.
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“Son varios los retos que he de afrontar como surfista con una cierta edad. Desde el físico, resultado de envejecer y ser cada vez más lento, hasta la aparición de nuevos “adelantos” que cambian las reglas del juego (teléfonos móviles, cámaras web, o las secciones de "comentarios" de las publicaciones con fotos (en donde a la gente le encanta poner nombre a los lugares)). Hemos de asumir y aceptar que el surf ha cambiado para siempre. Sin embargo, hay algo que me cuesta asimilar, y es el creciente sentimiento de "derecho".
Tengo más de 40 años. Soy hijo de la Generación X. Gracias a mi madre, aprendí muchas de las normas que los surfistas han respetado durante décadas en los EE. UU., Hawái y Australia. Cosas básicas como: mantente fuera de la trayectoria de otros surfistas; rema hacia la zona de corriente, no hacia la rompiente; no saltes olas; espera tu turno; no culebrees; mantén en secreto los lugares en los que surfeas; no llegues a la playa en un coche lleno de amigos; respeta a los mayores…
Sé que para algunas personas esto puede sonar dogmático, o incluso autoritario, pero mi generación fue la última que creció con estos valores en su mente y, francamente, los echo de menos. ¿Por qué? Porque funcionó y mantuvieron las cosas relativamente organizadas y civilizadas. Pero hoy, cuando llamo la atención a algunos de los “infractores” de estas normas, sus respuestas comunes son: "no eres el dueño del océano"; "no hay reglas aquí"; o "solo me estoy divirtiendo, relájate". ¿Qué pasaría si aplicamos ese mismo tipo de desprecio a otras normas sociales que si respetamos en tierra?”
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