Laura Enever
Podéis leer la entrevista completa, y en versión original, pulsando AQUÍ.
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“Hice gimnasia deportiva durante ocho años cuando era niña. Todavía puedo hacer volteretas invertidas; es mi truco en las fiestas ahora. Me enganché al surf a los nueve años, dejé la gimnasia y comencé a competir a los diez. Cuando tenía 18 años comencé el World Tour. La gente me considera una persona divertida, y se puede decir que me entretengo fácilmente, pero en mi séptimo año en el Tour, simplemente no me sentía bien. Estaba haciendo 20 campeonatos al año y necesitaba hacer algo distinto para dar salida a toda la adrenalina que tenía dentro de mí. ¡De hecho me planteé empezar a hacer paracaidismo! Pero pensé, ¿y por qué no surfear olas grandes? Siempre fui un niña un poco loca que no tenía miedo al agua. Desde pequeña me encantó el surf de olas grandes. Recuerdo que los otros surfistas decían: "¿qué está haciendo esa rubia flaca en olas de dos metros y medio?", pero nunca tuve miedo. Comencé entonces a surfear en olas grandes de verdad, y aquello me encantó.
Hice un par de viajes que cambiaron mi vida. Fui con mi hermano a Fiji y a P-Pass. Estaba realmente grande. En el barco estábamos otros cinco chicos y yo. Las olas eran enormes, de diez pies, probablemente las olas más grandes que he remado; solo olas grandes durante todo el viaje; me caía y me golpeaba con el arrecife en cada ola, pero no quería quejarme, aunque estaba echa polvo.
Poco después del viaje, gané los campeonatos más importantes de mi carrera deportiva, y me di cuenta de que surfear olas grandes me hacía sentir mejor que ganar. Así que decidí que concentrarme en perseguir ese tipo de olas.
Estaba pensando en convertirme en una freesurfer cuando me invitaron a participar en el primer campeonato en Jaws para mujeres, y pensé: ¡Adelante! No tenía equipo, ni tabla; Greg Long me dejó la tabla y el chaleco de impacto. Él, Shane Dorian, Ian Walsh y Josh Kerr se aseguraron de que tuviera todo mi equipo en orden. La primera vez que vi Jaws en persona fue 45 minutos antes de mi manga. La primera vez que surfeé con una tabla tan grande había sido el día anterior en Ho'okipa, pero con olas de sólo dos metros y medio. ¡Pero, realmente quería hacerlo! Tenía la oportunidad y no quería perderla. Sentía que era el momento y no quería arrepentirme de no haberlo hecho. Comencé con los entrenamientos de respiración un mes antes, porque obviamente Jaws es un mundo completamente diferente. Surfear Indo de diez pies es muy diferente a surfear Jaws de veinte pies. Lo entendí de manera cruda en mi segunda ola: me rompí el ligamento cruzado anterior. Me caí, me lesioné, pero me encantaba tanto estar allí, que fingí que no estaba lesionada, así que traté de seguir surfeando. Llegué a la final aunque no pude surfear.
Empezó el World Tour de la temporada siguiente y me perdí los primeros eventos por lesión. En ese momento, fue cuando me planteé: ¿estás dispuesta a ganar menos dinero y tomar este camino, o seguirás compitiendo, intentando llegar al top cinco? Comprendí que ya no quería competir más. Si echo la vista hacia atrás ahora sé que tomé la decisión correcta.
Cuando comencé esta nueva etapa, estaba muy nerviosa… nunca me había sentido tan insegura. Me preocupaba lo que la gente pensaba de mí. Pero la mayoría de los chicos me apoyaron. Hubo excepciones y comentarios del tipo "estás demasiado débil" o "tus piernas son demasiado delgadas". Pero la mayoría me acogieron con los brazos abiertos. Desde entonces ha habido un cambio total, sobre todo en los últimos cinco años. La gente ha entendido que las chicas lo tenemos que hacer a nuestra manera y nos apoyan. Cada vez estamos más cerca de que se nos considere como uno más. No siempre ha sido fácil para las chicas”.