Carrito 0

IO

IO es una orca ibérica. Las orcas (Orcinus Orca) son cetáceos de la familia de los delfines oceánicos. Es la especie más grande de delfínido y la única existente en la actualidad reconocida dentro del género Orcinus. Son cetáceos con dientes, odontocetos; no son ballenas (cetáceos con barbas); tampoco son asesinas. Es cierto que en la antigüedad se les consideró como un animal feroz y peligroso, tal vez por la combinación de fuerza, velocidad e inteligencia que las caracteriza. Pero esa imagen empezó a cambiar, haciendo justicia a su verdadero carácter, en la década de 1960. De hecho, se han registrado muy pocos ataques a humanos por parte de individuos en libertad.

 El suizo Conrad von Gesner fue el primero en describirlas científicamente en 1558 en el libro Fischbuch ("Libro de los peces"). Dos siglos después, en 1758, el sueco Carl Nilsson Linneaus las recogió en su obra Systema naturae, denominándolas como Delphinus orca. El nombre actual del género Orcinus fue asignado por el zoólogo austriaco Leopold Fitzinger en 1860. Este término proviene del latín y significa «perteneciente al orco», expresión con la que entonces se hacía referencia a algunos de los monstruos de la mitología celta. La denominación «orca» ya había sido empleada por Plinio el Viejo en el año 77 d.C. en el tomo IX, dedicado a la zoología de los animales marinos, de su Naturalis Historia, y formalizada científicamente en 1846 por John Richardson y John Edward Gray en la obra “The zoology of the voyage of HMS Erebus & Terror”, en la que se describían los hallazgos de la expedición del explorador y botánico James Clark Ross a la Antártida entre 1839 y 1843, la más importante de las expediciones realizadas a este continente en el siglo XIX.

Las orcas se encuentran distribuidas en todo el mundo, aunque son más comunes en las regiones más frías. La especie de orca que habita frente a la costa oeste de la península ibérica es la llamada Orca Ibérica, aunque también se la conoce como Orca del Estrecho de Gibraltar y Golfo de Cádiz. Es una subespecie de tamaño pequeño comparada con otras orcas como las Antárticas, que llegan a los 9 metros. Los adultos de las orcas ibéricas rondan los 5-6,5 metros. Los machos presentan una aleta dorsal mucho más grande que la de las hembras, sobrepasando los 1,5 metros de longitud. Cada individuo presenta una coloración blanca y negra que se distribuye de manera particular en su cuerpo, lo que permite distinguirlos. Los cachorros presentan una coloración crema que irá desapareciendo entre los 8 meses y un año de vida, convirtiéndose en “blanco”. Forman estructuras sociales complejas y se organizan en grupos matrilineales, en los que una hembra veterana, ya sea madre o abuela, lidera al grupo. La edad máxima alcanzada oscila los 100 años en las hembras y entre 60 y 70 años en los machos. Las orcas son la única especie de mamíferos, distinta a los seres humanos, en que se sabe que las hembras tienen un largo período postreproductivo.

La población actual de Orcas Ibéricas a la que pertenece IO, con un número reducido de individuos del orden de 50, se encuentra en peligro de extinción y está protegida por diferentes normativas estatales y europeas. Depende en gran medida de otra especie en peligro de extinción, el atún rojo del Atlántico (Thunnus thynnus), al que siguen en sus migraciones. Los atunes entran al Mediterráneo en primavera para reproducirse y regresan al Atlántico en verano. El atún, que puede nadar a velocidades mantenidas de 70 km/h, es atrapado por las orcas gracias a sofisticadas técnicas de caza ejecutadas entre varios individuos. También se aprovechan de las capturas de los pescadores, capturando atunes directamente desde las artes de palangre en el momento en el que el atún asciende desde las profundidades.

La comunicación vocal de las orcas está muy desarrollada y es un elemento esencial en las complejas relaciones sociales que mantienen. Como todos los odontocetos, las orcas dependen de los sonidos que emiten para orientarse, alimentarse y comunicarse entre sí. Las vocalizaciones son producidas al forzar el paso del aire a través de las estructuras de la cavidad nasal y son enfocadas hacia adelante por medio del melón, tejido ovalado que se encuentra en la frente de la mayoría de los odontocetos, y en el que reside su sentido de ecolocalización. Gracias a él, pueden determinar el tamaño, forma, velocidad, distancia, dirección, e inclusive la estructura interna de los objetos en el agua. Los recién nacidos emiten sonidos similares a los adultos, pero tienen un repertorio más limitado. A medida que el animal crece, se completa la gama de sonidos, los cuales se cree son aprendidos mediante imitación, de modo similar a nuestra habla.

Al carecer de depredadores naturales, todas las amenazas que afectan a la subsistencia de la especie son dependientes de la acción del hombre: el ruido producido por elementos y dispositivos acústicos, el deterioro de su hábitat, las capturas accidentales durante operaciones de pesca, la contaminación marina y la caza.

Es mucho lo que aún se desconoce sobre las orcas. Como Maruliño, hemos de trabajar para que las siguientes generaciones puedan seguir aprendiendo y disfrutando de estas especies.

Si quieres conocer más sobre las orcas ibéricas, y el grupo al que pertenece IO, no dudes en visitar la web del proyecto GT Orca Atlántica.